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La vida tiene que ser vivida al borde de las lágrimas: Ser recorrida apasionadamente. Necesitamos ser transformados, tocados, ser sacudidos y transportados por algo más grande, importante e indispensable que nosotros. Padecer esas energías de las que todos los viajeros hablan al contar sus experiencias. Personalmente, nunca, en el pasado, logré palpar y entender la sensación referida. Sin embargo, siempre existe el dichoso antes y después para ciertos singulares e irrepetibles momentos especiales. Es fácil decir y hasta creer sentir; lo difícil es interiorizar. ¿El truco? Atención. La trampa es vivir atentos. La energía es atención. La experiencia es atención. - El anochecer perteneciente a la vista de la montaña que presenció cada momento en la historia de Pomata.